Orígenes del Satanismo
Tradicionalmente, a Satán siempre se lo vio como el enemigo. Todo lo negativo, lo malo, lo inmoral y lo detestable era satánico. No estaba realmente bien definido, todo lo que al Cristianismo le parecía incorrecto era categorizado como satánico.
El ejemplo más conocido de esta manera de estigmatizar diferentes prácticas como satánicas es probablemente la historia de las cazas de brujas durante la Edad Media. Durante estas persecuciones, se acusaba a toda clase de gente de hacer pactos con el Diablo, practicar brujería o incluso de ser hombres lobo, y se los torturaba brutalmente, a veces por las razones más absurdas.
No sólo personas han sido acusadas de Satanismo, sino que también ideas, atributos, objetos y animales han recibido la misma clasificación. A lo largo de la historia toda clase de cosas fueron consideradas satánicas, como la electricidad, el café, los tomates, ser zurdo, ser pelirrojo, los gatos negros y la teoría de la evolución de Darwin.
Con el tiempo, ciertos intelectuales empezaron a reivindicar la figura de Satán y encontraron valores positivos en él. Escritores y artistas como Lord Byron, Charles Baudelaire, Percy Shelley y Stanisław Przybyszewski empezaron a mirar las cosas desde una perspectiva diferente y a identificarse con Satán. Después de todo, según el mito cristiano Satán es quien ofreció la fruta del conocimiento a Adán y Eva. ¿No es el conocimiento algo deseable, y la ignorancia algo a evitar?
Satán de a poco y con el tiempo comenzó a convertirse, para algunos, en un símbolo de librepensamiento, de transgresión, de individualismo y de ambición en la búsqueda de respuestas y saber. También un símbolo de la búsqueda de la satisfacción de los deseos, del placer sin culpa y de liberación sexual.






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