El origen de las pulseras rojas de siete nudos
Originarias de la antigua Kabbalah, una sabiduría espiritual que se relaciona con los esenios y el judaísmo jasídico, estas pulseras son consideradas amuletos contra la envidia y el mal de ojo. Su uso se ha extendido por todo el mundo, convirtiéndose en un símbolo de fortaleza interior y protección.
Aunque algunos creen que las pulseras rojas solo protegen contra la envidia y el mal de ojo, otros opinan que también contrarrestan las energías negativas y atraen la buena fortuna.
¿Dónde deben colocarse?
Según la tradición, la pulsera roja debe llevarse en la mano izquierda, ya que este lado del cuerpo es el ‘receptor’ y está más cerca del corazón, potenciando así su efecto protector. Asimismo, si otra persona te ayuda a colocarla y a hacer el primer nudo, se dice que debe ser alguien que te quiera y que desee tu bienestar.
¿Qué pasa cuando se cae por sí sola?
Tras un largo tiempo llevándola, llega un momento en el que la pulsera se desata, se rompe o se cae, pero no debemos preocuparnos por ello. Esto significa que la pulsera ha cumplido su propósito de protección, por lo que, si queremos seguir gozando de la protección de este tipo de amuletos, deberemos reemplazarla por una nueva y continuar llevándola en nuestro día a día.






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